martes, 15 de febrero de 2011

Bielsa y yo - Tercera Parte



Ya es día domingo e iremos a ver jugar a Colo Colo v/s San Luis. Voy a buscar a Marcelo y a su señora Laura al hotel Ultramar. Pregunto por el señor Bielsa y me hacen pasar al comedor donde está terminando de tomar desayuno. La señora Laura me pide que los acompañe, por lo que me siento a conversar sobre Valparaíso ya que ella quiere conocer algunos cerros y ascensores. Marcelo sólo escucha y comenta que a él le encantan las casas antiguas que hay en algunos cerros. Después de un rato los llevo a mi auto y comienza nuestro paseo.
Vamos por la plaza Victoria y avenida Pedro Montt, doblamos en Uruguay pasando frente a la Escuela de Medicina. Comenzamos a subir por el cerro Las Cañas, me detengo frente al antiguo terminal del ex ascensor las Cañas y los invito a bajarse para tomar algunas fotografías. A pesar de que inicialmente estamos solos, de repente comienza a llegar gente y nos vemos forzados a seguir nuestro recorrido. Avanzamos por el camino Cintura, pasamos por los cerros el Litre, la Cruz y Monjas. Aquí nos bajamos otra vez, la señora Laura está encantada con la bahía, con los buques y las quebradas. Seguimos hacia el cerro Mariposas y bajamos por cerro Florida, al pasar frente a la casa de Pablo Neruda la señora Laura nos comenta que algún día la visitará. Bajamos por Ferrari, que es una de las calles más empinadas del puerto, Laura se asusta y me pide que baje despacito. Pasamos por la plaza de la Victoria y la Biblioteca Severín, sigo por avenida Brasil, avenida España y comienzo a subir al cerro Los Placeres. Pasamos por la Universidad Santa María, llegamos hasta la plaza de la Conquista y les muestro donde está ubicada la sede del Club Los Placeres. Este edificio de cinco pisos, es el que Marcelo visitó hace algunos meses y es donde comenzó nuestra amistad.
Les encantó nuestro cerro, con muchos árboles y muchos edificios en altura. Regresamos a la avenida España por el balneario y caleta Portales. Regresamos al cerro la Cárcel por la plazuela Ecuador y dejamos a la Sra. Laura en su hotel. Como estamos casi en la hora del partido, Marcelo me sugiere si podemos ir en mi auto, para no perder tiempo y así evitar el tráfico de los partidos cuando juega Colo Colo.
Faltando l0 minutos para las doce estamos otra vez en la Aduana. Marcelo llama por teléfono y se repite el diálogo del día anterior: el administrador del estadio le dice que está todo listo y que ocuparemos la misma caseta. Vamos cortos de tiempo porque hay mucho tráfico, llegamos a la subida que nos lleva al estadio, está despejado, pero el semáforo cambia a rojo y hay que detenerse. “Que contrariedad”, dice Marcelo. Entonces me acerco lentamente donde está un carabinero dirigiendo el tránsito y le hago una pequeña seña para que se fije quien es mi copiloto. Para sorpresa mía y de Marcelo, lo saluda amistosamente, levanta su brazo, detiene el tráfico y con una sonrisa nos indica que pasemos. Marcelo no sale de su asombro y me pregunta: “¿El carabinero lo conoce?” Yo le respondo: “A mí no me conoce nadie, toda esta situación la provocó Ud.” Se sonríe con humildad y dice: “Bueno, que le vamos hacer”.
Llegando al estadio, todo está igual que el día anterior: el mismo despliegue de carabineros, de funcionarios municipales y la televisión en la puerta del estadio. Marcelo saluda a la gente que está en la puerta, me toma del brazo y me dice que vayamos a nuestra caseta. Subimos otra vez casi corriendo y llegamos a nuestro destino completamente agotados, especialmente yo, que ya estoy sobre los ochenta años.

Unos meses antes, para mi cumpleaños, mi querido ahijado Johnny Ramirez, me había regalado un libro sobre Marcelo Bielsa, titulado “Lo Suficierntemente Loco”, de Ariel Senosiain. Ahora yo andaba trayendo el libro en una carpeta, junto a otros apuntes y se me ocurrió mostrárselo a Marcelo, diciéndole: “Mire lo que tengo aquí”, inmediatamente se sonrió, me pidió el libro y lo empezó a hojear. Acto seguido, ni corto ni peresozo, le pasé un lápiz y le pedí que me lo dedicara, cosa que él hizo con mucho gusto y cordialidad.

El partido está a punto de comenzar, noto que Marcelo busca algo en sus bolsillos. Entonces le pregunto si perdió algo, molesto me responde que dejó su carpeta olvidada en su auto y que no tiene ni un papelito para anotar. Como andaba con el libro sobre Marcelo junto con una carpeta de apuntes, saco varias hojas y se las paso preguntándole si le sirven. Se contenta, pero me dice que ahora no tiene con qué escribir. Entonces de mi bolsillo saco el lápiz con el que me dedicó su libro y se lo paso. Está encantado de su buena suerte, hasta allí todo iba bien, pero al comenzar a escribir, se equivoca varias veces y molesto dobla la hoja y trata de cortarla con la mano. Me dice que ahora necesita una tijera. Mientras está el señor Bielsa en esta maniobra, yo saco de un bolsillo de mi pantalón, una pequeña cortaplumas y abriendo la hoja le pregunto con toda inocencia si acaso le serviría para sus propósitos. No deja de reír al ver que le soluciono todos sus problemas y me dice: “Ud. es completo, me agrada su compañía”.
Comienza el partido y su atención está en anotar todo lo que pasa en la cancha, habla muy poco, a veces me pregunta qué opino sobre algún jugador, pero generalmente no me toma mucho en cuenta que digamos. Termina el primer tiempo, me pide por favor que no deje entrar a nadie, pues tiene una conferencia telefónica con España referente a la lesión de Claudio Bravo. Salgo de la caseta, me llama la atención un señor con dos niños pequeños que están al fondo y que esperan hace mucho rato. Voy hacia ellos y le pregunto al papá si quisiera que los niños se tomaran una foto con Marcelo, ¡No lo pueden creer! me cuenta que el día anterior también estuvieron esperando, pero nosotros pasamos tan rápido que no alcanzaron a perirle un autógrafo. Les digo que se acerquen a la puerta y me esperen. Vuelvo donde Marcelo, quien ya había terminado su conversación telefónica y le cuento la situación, me dice que no me preocupe y que haga pasar a los niños. Tímidamente, el papá saluda a Marcelo, con máquina fotográfica en mano. Éste ubica cariñosamente a los niños a su lado y pregunta si así está bién, se toman la foto. Retiro a los niños y le pido la máquina fotográfica al papá, le digo que le regalaremos otra foto y que se ubique al lado de Marcelo. Nunca se imaginó el señor que tendría este privilegio. Se retiran emocionados y agradecidos por la gentileza. Marcelo me dice: “¡Bien hecho!”
Llegan las señoras con el cafecito y algunos panecillos: ¡Fallaron los churros prometidos! Se retiran cuando está por comenzar el segundo tiempo: ahora no le abro la puerta a nadie.
Faltan como quince minutos y el partido no mejora. Estamos aburridos, entonces le digo a Marcelo: “Si yo fuera el entrenador, ya habría puesto hace rato a Bogado, que está precalentando con el resto de los reservas. ¿Cómo es posible que esto no se le ocurra al señor Tocalli?” Bueno, me dice, pero el entrenador es él. Yo insisto: “Con la velocidad y lo luchador que es Bogado, bastaría para complicar a la defensa de San Luis”, me dice: “Bien pensado, pero el entrenador está allá abajo”. Luego me comenta: “¿Cómo sabe si le trasmite la idea? Me parece que así será, porque está preparando un cambio”. Luego, se ríe y me dice: “Lo felicito, ¡va a entrar Bogado!”. Yo le comento que ahora habría que cambiar un mediocampista.
Pasan los minutos y decidimos retirarnos, recojo mis cosas y le digo que lo espero en el auto en la puerta del estadio. Salgo y me dirijo al velódromo, donde estamos estacionados. Espero en el auto con el motor andando, igual que en las películas y Marcelo, escapando de la televisión y de las radios, se sube sonriendo me comenta: “Le apuntó otra vez, cambiaron un mediocampista”. Yo muy ufano le digo: “Se nota que algo entiendo de estas cosas”.
Regresamos por otro camino, donde Marcelo disfruta de las quebradas y de ver tantas casas antiguas pero en buen estado. Me pregunta si con los temblores se caen muchas casas yo le contesto que desde que tengo uso de razón, están ahí moviéndose al compás de los temblores, pero que nunca se caen.
Llegamos de regreso al hotel. Surge un problema: la señora Laura no ha regresado todavía y Marcelo se intranquiliza. Le digo que debe ser por efecto de la movilización ya que ella no conoce todos los recorridos. Mejor nos subimos al auto y quedamos allí casi una hora conversando, de lo humano y lo divino. Aparece la señora Laura pidiendo las disculpas del caso, se despiden del personal del hotel que los atendió durante dos días y los guío de nuevo por Valparaíso hasta la ruta 68. Otra vez nos despedimos en el mismo lugar, con mucho afecto y promete que cuando se desocupe y tenga algunos días libres, volverá a Valparaíso y recorreremos todos los cerros junto con su señora. Tocamos las bocinas de nuestros autos y nos despedimos agitando las manos. Marcelo enfila su auto hacia Santiago y yo regreso a mi casa en Placeres.
Es probable que no volvamos a vernos una vez que regresen a Argentina…aunque la vida me ha demostrado que siempre hay lugar para las sorpresas.
Pueda ser que algún día Marcelo recuerde al amigo que lo acompañó durante tres días y que descubrió un poco el lado humano de quien tiene tanta fama y tantos admiradores, pero que está muy solo en un país que no es el suyo donde, a pesar del cariño de la gente, vive solamente acompañado de sus propias convicciones.

Adiós amigo Marcelo

Alejandro Martínez Rojas



Epílogo: febrero de 2011

Dejo estas palabras como un homenaje a una persona que despertó en casi todos nosotros un extraño sentimiento de admiración, respeto y simpatía, además de elevar el autoestima y cambiar la mentalidad de nuestros futbolistas profesionales, gracias a su calidad como entrenador y persona. No podemos olvidar que nuestro entrenador nacional dejó al deporte de nuestro país, en un alto nivel, reconocido mundialmente.
Debo decir que este relato jamás habría sido publicado si el señor Bielsa hubiese seguido en Chile.
Gracias amigo Marcelo, lamentablemente no supimos retenerte con nosotros, pero la amistad establecida perdurará por muchos años.

18 comentarios:

  1. Don Alejandro: mis sinceras felicitaciones por su sabroso y entretenido relato y una envidia sana de mi parte por la suerte suya de haber podido compartir con tan querido personaje.
    Le envío un saludo cordial y ya se lo quisieran de entrenador varios clubes de nuestro medio que hace tiempo que no dan "pie en bola" con la elección de sus DT.

    Un abrazo de su tocayo,

    Alejandro Zagal

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  2. Don Alejandro:
    Felicitaciones, la verdad es que mantuvo muy intrigada todo su relato mientras no se completaba pero ahora llegando al final me emociono y a la vez me da pena, ya que llegó a término tan bella historia. Espero de todo corazón que llegue el día en que el destino los una nuevamente y podamos disfrutar de sus bellas historias.
    Nuevamente lo felicito y espero algún día volver a estar compartiendo un momento grato con usted.

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  3. Victor rojas dijo Es muy emocionante su relato y muy entretenido Ud es un afortunado que pudo compartir algunos días con nuestro entrenador lo felicito y siento una ligera envidia por su suerte
    No todos pueden contar tan bonita experiencia.

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  4. ese primer dia yo estaba trabajando cuando me llama mi madre al celular y me dice :¿ adivina quien estuvo en la casa y ahora esta paseando con tu papa ??? por el tono de emocion de su voz , pense que deberia ser alguien importante...luego añadio : nunca adivinaras !!! mas metido quede....lo primero que pense es que podia ser un politico haciendo campaña...al final me dice : marcelo bielsa !!! no lo podia creer , llame imediatamente al celuar de mi papa y me dice : aca estoy con marcelo...le escuchaba su voz y no lo podia creer !!! me da gusto que mi papito tenga la suerte de haber podido estar con el ...grande pa ! te quiero mucho ..tu hijo alejandro.

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  5. buenisimo tio....tendras un gran recuerdo para siempre. Felicitaciones y de todas formas Don Marcelo no pudo encontrar mejor guia..la suerte es de ambos¡¡¡¡¡¡

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  6. Fabrizzio B. Bruno Escorza7 de marzo de 2011, 16:01

    Felicitaciones!!!!!!!!!
    Muy buen relato.
    Para los que tenemos el placer y el honor de conocerlo, es fácil recordar su voz y entonación , e imaginar que lo escrito, nos lo está contando en vivo, así como algunas de las historias que le escuché en su casa cuando iba a pegar en la pera.
    Un gran abrazo.
    Pdta. La suerte del Bielsa que se fue a encontrar con un porteño de verdad.

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  7. Don Alejandro, no sé si usted se habra dado cuenta pero el verdadero protagonista de esta historia es usted, ademas tiene una manera muy agradable de contarla, deberia dedicarse a la escritura...
    Gracias

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  8. Un relato muy entretenido don Alejandro y como placerino me senti protagonista de su amistad con Bielsa, aunque solo fueron 3 dias, yo creo que ese vinculo sera por siempre.

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  9. Don Alejandro, lo felicito por el detallado relato, se percibe la magia de cada momento. Es un placer notar como sus personalidades se complementan, y lo importante que es su bello conocimiento de Valparaíso. Quedamos todos a la espera de un nuevo capítulo. Muchas gracias!

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  10. Lo felicito. .entretenido relato. Que gratificante debe haber sido para ud.

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  11. QUE SUERTE FUE PARA EL SEÑOR BIELSA Y SEÑORA HABER ENCONTRADO UN GUIA TAN ESPECTACULR ,REBELA SU RELATO EL CONOCIMIENTO QUE TIENE DEVALPARAISO Y SU MANERA DE CONTAR ESOS MOMENTOS NOS DICE QUE ES UD. UN GRAN ESCRITOR EL ENCANTO DE SU RELATO HACE QUE NUESTRO QUERIDO PUERTO SEA MUCHO MAS CONOCIDO, GRACIAS ALEJANDROPOR SU ESFUERZOY DEDIDACION.

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  12. un hermoso relato de una gran amistad Gracias Alejandro por tu emcion y simpatia

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  13. BUEN DIA DON ALEJANDRO ME PODRIA PASAR UN EMAIL PARA PODER CONTACTARME CON USTED, SOY ADMIRADOR DE MARCELO. FELICITACIONES POR TODO!! LE DEJO MI E-MAIL: JUANCARLOSMORANDO@HOTMAIL.COM

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  14. Gracias por compartir. Cómo está don Alejandro?? Ha tenido noticias de Bielsa?

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  15. Gracias por compartir. Cómo está don Alejandro?? Ha tenido noticias de Bielsa?

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  16. Simplemente expectacular..y cuando se decide a escribir un libro y hablar de su experiencia con el mejor DT del mundo.

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  17. Muy emocionante y mas de una lagrima arroje recordando mi amado Valparaìso, estas vivencias son eternas como la sabidurìa de estos dos amigos.

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